viernes, 18 de septiembre de 2009

A doce años de izquierda capitalina

Gobernar, legislar e incluso ejercer la justicia desde la izquierda debería ser ejemplo de valores democráticos y de un ejercicio ético por parte de quienes han sido electos por la ciudadanía. Se que comienzo esta reflexión con observaciones idílicas e incluso exageradas para nuestro contexto, pero mis demandas obedecen en buena parte a que observó en la izquierda partidista un comportamiento cada vez más cínico cuando de aplicar plancha o de asegurar la permanencia se trata y todo en nombre de mantener vivo su bastión por excelencia, el Distrito Federal.

Al igual que muchas y muchos compañeros, tengo un balance más positivo que negativo a 12 años de que la izquierda llegó a gobernar la capirucha, reconozco que la Legislatura pasada logró avances importantes en materia de libertades individuales, sin olvidar que estos sólo fueron posibles gracias a la participación de muchas activistas y organizaciones que desde la sociedad civil las han impulsado desde hace varias décadas. Hago énfasis en que la izquierda se ha mantenido firme en la mayoría de los casos frente a la oleada conservadora que ha ido ganando terreno en el resto del país. No obstante, habría que revisar los elementos más recientes y hacer un balance de lo que significa haber votado por la izquierda en las pasadas elecciones.

El día de hoy durante el inicio de la V Legislatura de la ALDF, cuatro flamantes diputados de distintas siglas políticas, bien cabildeaditos y a una misma señal, saltaron al corral del PRD para que éste amarrara mayoría absoluta, como si se tratase del carro completo PRI-Verde a nivel federal pero en versión cero emisiones, sólo que en éste carro se subieron algunos que ya ni partido tenían y otros que aseguraron su tarjeta de metrobus para los próximos tres años.

Con lo anterior el PRD aseguró la Comisión de Gobierno, situación que impedirá la rotación de otros institutos para presidir la Asamblea, cosa que habría sido por demás interesante.

Los hechos de las últimas semanas con Juanito, sus cambios de humor y un Tribunal electoral local más chuchista que los chuchos como principales protagonistas, nos muestran a un PRD que no está dispuesto a permitir un juego más democrático. En aras de asegurar todo y de arrebatar lo más posible, se dejan al descubierto las más comunes y corrientes formas de negociación de espacios de poder, cosa que no ocurre sólo aquí en el DF pero que queda bastante bien ejemplificada. Si el PRD entendiera que siendo más democráticos, aún sin garantizar que el resultado sería del todo favorable lo que se gana es mucho más, como la credibilidad frente a las clases medias informadas que poco a poco van haciendo su ronchita y que pueden en algún momento definir las elecciones, por lo menos en la capital.

El hecho de que PAN, PRI, Verde o PT hayan aumentado visiblemente su votación con respecto a otras elecciones, deja a la vista lo que ya tanto se ha dicho y escrito, que el PRD ha ido perdiendo su capacidad para generar acuerdos y procesos transparentes pero sobre todo que no puede mostrarse suficientemente maduro como para arreglar sus problemas sin caerse a pedazos a la primera de cambios, y que ni aún con todas las refundaciones que veremos en los próximos meses se podrá levantar solo esta vez.

Teniendo tan cerca el próximo proceso presidencial y con el peor escenario por delante en donde ninguno de los candidateables se baja de su macho lo cual termina por resquebrajar la balsa rústica en la que andamos flotando, el PRD y la izquierda partidista en general deberían mostrarse humildes y pensar que es momento de participar en diálogo de ideas que los rebasa, para saber si es posible generar consensos que le permitan llegar unida, pero sobre todo que nos permitan a los electores recuperar la confianza y tener la certeza de que estaremos votado por la opción correcta, en vez de ponernos a elegir de tin marin…

1 comentario:

Andrés Lajous dijo...

jeje carro completo, versión cero emisiones....