viernes, 6 de marzo de 2009

Las cifras de la crisis educativa (primera parte)

Esta semana me tope con cifras y más cifras que reflejan la agudización de la crisis educativa en México, elementos que surgen de diferentes instituciones para diferentes fines, pero todos coinciden en señalar el rezago educativo que sufre nuestro país desde hace ya varias décadas.

De acuerdo con el informe anual de la OCDE denominado “Objetivo crecimiento y crisis financiera”, se indica que no obstante el gasto en educación que supera en términos de proporción al PIB, nuestros alumnos son los peores en matemáticas de acuerdo a las pruebas del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes. El problema –según el Organismo internacional- se debe al estancamiento de las reformas estructurales educativas.

Por otro lado en el seminario internacional “Fuga de cerebros, movilidad académica y redes científicas” se dan a conocer las cifras de emigración calificada en donde 575 mil profesionistas mexicanos con licenciatura, maestría y doctorado se encuentran en la Estados Unidos y en la Unión Europea, lo cual genera una perdida de 100 mil millones de pesos, una cuarta parte del presupuesto asignado a la SEP.

La última cifra la retomo de los anuarios estadísticos del INEGI de 2007, los cuales señalan que del total de alumnos inscritos a nivel bachillerato solo una cuarta parte se gradúan. La deserción escolar es alarmante tomando en cuenta que a nivel medio superior se invierten las mayores sumas reflejadas en programas como el que anuncio ayer la SEP por 110 mil becas y 900 mil descuentos para familias con hijos en Bachillerato, Conalep, CETIS y CBETIS.

En resumen, los estudiantes se encuentran mal preparados, a pesar de los apoyos e incentivos el nivel deserción escolar es muy alto, y para colmo, aquellos pocos que logran titularse, prefieren buscar oportunidades fuera del país.

El gasto ejercido por las instituciones educativas para la formación de éstos jóvenes difícilmente se verá retribuido como un beneficio directo para el país, ya que solo una pequeña, muy pequeña parte logra terminar 18 años o más de educación, y uno de cada cuatro profesionistas emigra por falta de oportunidades. No quiero decir que sea un gasto tirado a la basura, porque esos conocimientos por más básicos permiten el desarrollo de la mayor parte de las actividades productivas del país; sin embargo, ¿no es la norma en cualquier empresa que debe existir una proporción equilibrada entre lo que se invierte con lo que se produce?

Sería interesante conocer cuál es el gasto total que se realiza por cada joven estudiante y cuantos de estos logran retribuir mediante el ejercicio de su carrera un beneficio al país. Porque además vean ustedes cuantas doctoras, ingenieros, licenciadas o historiadores nos encontramos ejerciendo en áreas que nos gustan pero que quizá no son propias de nuestra especialidad. Pero esa, es otra historia…

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