viernes, 27 de febrero de 2009

En México todos los caminos llevan a…

Test para el lector.- De entre todas las notas acontecidas en ésta y en semanas anteriores hay un tema común que afecta sobre manera nuestra vida cotidiana y nosotros ni por enterados. A ver si usted lo identifica:

Consejeros del IFE se dan sueldo millonario*
Magistrado de la Suprema Corte se aumentan el sueldo*
Dan a Senadores armas y clases
Consejeros seden ante Televisoras
Maestros rechazan examen para concursar por plazas
Dejan funcionarios públicos sus cargos para contender por otros
Médicos antiaborto lucran con pacientes a escondidas
Renuevan vehículos al gusto de diputados
Piden diputados préstamos por más de 11 millones de pesos
Diputados piden licencia pero cobran sueldo

¡Le atinó! sin importar el orden, todos los temas anteriores tiene algo en común: la impunidad.

Sin duda se le debería encontrar a la altura de los grandes temas de inseguridad y de crisis, ¿por qué existen tantos foros y planes para combatir la violencia y mejorar la economía y nadie promueve nada contra la impunidad?, es que acaso no nos damos cuenta que buena parte de los problemas del país son consecuencia de ésta.

La impunidad tiene sus efectos sobre dos grupos de personas, pero ¿por qué ninguno de los dos hace nada al respecto?

A los primeros les afecta positivamente. Ellos son la actual clase política y por obvias razones no cambiarán nada, ya que todos los beneficios se quedan en casa.

A los segundos les repercute negativamente. Somos todos nosotros. Desafortunadamente no nos damos cuenta que temas grandes y pequeños nos afectan por igual, el hambre o la falta de trabajo, así como la impunidad nos van restando nuestra capacidad de ser personas plenas y con calidad de vida. Es cierto que no puedes combatir la impunidad nacional si no tienes chamba o el estómago vacío, pero tampoco podrás comer suficientemente bien o tener una chamba bien remunerada si la impunidad sigue a todo lo que da.

Lo cierto es que por algún sitio se tiene que romper el círculo y a menos que nos saquemos la lotería para comer mejor y ser bien remunerados, la mejor manera de romperlo es exigiendo a través de nuestros derechos que quienes gobiernen sean personas verdaderamente comprometidas y honestas. Que el contrato que firman con la sociedad los obligue a dimitir en caso de que no funcionen y que les permita ser reconocidos si es que hacen su labor, pero no que sean los mismos gobernantes quienes decidan si se van o no, sino la ciudadanía que hace escuchar su voz con fuerza.

* Mientras las cosas no sean así debemos ejercer presión, ya ven como los Consejeros y Magistrados dieron marcha atrás a sus aumentos, pero no se retractaron por gusto, sino porque saben que el pasto está seco con cualquier chispita se prende.

No hay comentarios.: