lunes, 20 de abril de 2009

No es obsesión, sólo agotemos el tema...

El fin de semana fue realmente prolífico para aquellos articulistas que decidieron abonar aún más en torno a la discusión sobre el voto de castigo, al abstencionismo, al voto blanco o nulo para las próximas elecciones.

No es una obsesión para mí este tema, solo creo que debemos agotar la discusión, leamos todos los argumentos y entonces decidamos con más claridad, pero sobre todo con menos culpa. Votar o no votar concientemente, es liberarse.

Lo cierto e innegable es que ya se movió algo en las entrañas y neuronas de estos hombres que tiene la oportunidad de plasmar sus ideas en un papel, ahora me imagino lo que debe estar sucediendo en la mente de cientos de miles (ojalá millones)que no pueden plasmarlo, pero que como yo están tomando una decisión de cara al 5 de julio, una decisión que va más allá de votar por el menos peor.

Como dice el Comandante Andrés: ¡Defiende el voto, vota nulo!
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Mario Campos se pregunta si tiene sentido votar:

"La solución a la pregunta que provoca este texto no es sencilla ni tiene conclusiones irrefutables. Para algunos la respuesta es sí; opinión de quienes ven en el abstencionismo una postura política, un pronunciamiento de rechazo a la oferta electoral que se le pone enfrente; una manera de estimular el cambio mediante la descalificación de los jugadores del momento. Para otros, la respuesta es no; negarse a votar es renunciar al ejercicio de la política, dejar a otros las decisiones que a todos afectan; una expresión de cinismo que poco aporta a la transformación de lo que se pretende cambiar.
Me parece que la respuesta habría que encontrarla a medio camino entre esas dos posturas, en un modelo que permita hacer del abstencionismo un mecanismo de expresión." http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/43713.html


Cesar Cansino alude al voto de castigo:

"Así como no hay una regla que explique puntualmente las variaciones en el comportamiento electoral de una elección a otra, tampoco el abstencionismo es sinónimo de una pobre o escasa cultura democrática, sino de una ponderación más o menos razonada de la mayor o menor utilidad del voto.
El argumento aplica perfectamente para el caso de México que, no obstante ser una democracia joven, ha mostrado patrones de comportamiento irregulares, desde la afluencia masiva a las urnas, sobre todo en algunas elecciones presidenciales decisivas, hasta de marcado abstencionismo, sobre todo en elecciones federales intermedias y en muchas locales.
Y si bien, por lo mismo, no se puede establecer una tendencia neta sobre el comportamiento electoral dominante en el país, una cosa parece cierta: los mexicanos se preocupan y se ocupan cada vez menos de ir a votar." http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/43722.html


El Doctor J.J. Romero nos evoca cuando el voto nulo era un movimiento serio en México:

"Hacía muchos años que no oía de campañas por la abstención o por el voto nulo. Desde que tengo memoria, el llamado organizado por la abstención más importante, todavía en los años del dominio total del PRI sobre el arreglo político, fue el del Partido Comunista en 1970. Los comunistas —que siempre habían llamado a votar por sus candidatos, aun cuando no eran reconocidos sus votos por no tener registro— en 1970 llamaron a la abstención activa. Se trataba de una protesta por la cerrazón del régimen y por la represión de 1968. Sin embargo, en 1976 el voto por el candidato del Partido Comunista, Valentín Campa, no computado oficialmente pero calculado por la Secretaría de Gobernación, fue un ariete para romper los cerrojos del sistema electoral protegido y provocar la reforma política de 1977."
http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/43723.html


Jorge Camil de plano se sincera y de paso lanza la pregunta ¿Usted piensa votar?:

"Yo, por lo pronto, me resisto a votar en julio por cualquier partido principal cuyos dirigentes suscriban alianzas con los partidos confeti. ¿Votar para perpetuar el redituable negocio personal de la familia del niño verde? ¿Votar por cualquier alianza con la que la señora Gordillo perpetúe su inusitado control tripartidista? (A propósito de la mujer a quien dos de sus biógrafos bautizaron como doña Perpetua, hay que leer la magnífica descripción que hace Luis Hernández Navarro (La Jornada8/7/08) sobre las tácticas sindicales y políticas de la maestra, a quien él llama atinadamente Elba forever.) ¡Por favor!, no quiero saber a quién beneficie o perjudique mi abstinencia. Este 5 de julio déjenme en paz. Me quedo en casa ajeno a los chantajes del voto útil y delvoto de castigo; ajeno a las obligaciones cívicas de un país que no ha encontrado la democracia y está perdiendo el rumbo."
http://www.jornada.unam.mx/2009/04/17/index.php?section=opinion&article=026a2pol


Por último un texto en contra del abstencionismo y del voto nulo, que a pesar de tener las mejores argumentaciones que he leído sobre porque Sí votar, me ha convencido más sobre porque No votar y anular la boleta.

Onésimo Flores Dewey alienta a un debate liberador de la conciencia:

"Digámoslo como es: anular nuestro voto no es sino una opción de bajo costo para sentir que estamos colaborando sin comprometernos con algo en concreto.
Preocupa que los ciudadanos estemos dispuestos a reducir el margen de maniobra de este gobierno, sobre todo cuando lo hacemos sólo para reiterar un difuso mensaje de insatisfacción. Es cierto que hay elementos corruptos y cínicos dentro del sistema. Pero también hay mexicanos honestos y comprometidos que están poniendo su vida en la raya. La abstención masiva los descalifica a todos por igual, y hace más difícil su trabajo. Y seamos honestos: si estamos perdiendo la guerra contra el crimen no ha sido por falta de atención al tema.
Anular el voto no resuelve interrogantes ni compromete a los legisladores. Si un candidato apoya la pena de muerte y otro se opone, ¿cuál es el mandato del ganador en el Congreso si una parte significativa del padrón se abstiene? Visto así, nuestra abstención oscurece las preferencias. El diputado electo podrá interpretar el no voto como mejor le convenga y no habrá elementos para contradecirlo.
Habrá quien diga que los políticos necesitan un escarmiento porque siempre prometen y nunca cumplen. Sin embargo, hay diferentes maneras de decir ya basta, y dejar de votar será contraproducente. ¿Qué pasa cuando los ciudadanos más comprometidos y más independientes se concentran en disuadir el análisis de las alternativas? ¿Qué pasa cuando en lugar de construir un nuevo partido, o de tomar por asalto los que existen, o de exigirle a los partidos estrategias concretas de solución, los ciudadanos nos sentimos satisfechos anulando nuestro voto? Como en el Maratón, gana la ignorancia."http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/43725.html

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