jueves, 25 de febrero de 2010

Argumentos para defenderse del fundamentalismo católico

La jerarquía católica se ha distinguido por manejar con habilidad la opacidad e incongruencia en sus acciones, no obstante ha levantado el dedo flamígero para señalar a aquell@s personas que desde su peculiar visión, se encuentran fuera de la gracia, y las mujeres que optan por la interrupción legal del embarazo, han sido uno de los grupos más atacados públicamente.

Buena parte de los argumentos en torno al debate de la vida que ha generado el clero y que le han hecho creer a quienes profesan el catolicismo y a la población con mayor exposición a medios tradicionales, descansa sobre bases más endebles de lo que pensamos.

Nada mejor que combatir un argumento de esa índole con información originada en el seno mismo de la institución, lo cual no sólo contrasta sino que en materia de derecho religioso (canónico) carece de fundamentos y se ha difundido a través de amenazas veladas y el miedo que propicia la desinformación.

La vida se genera desde el momento de la concepción. Un dato que desconoce la gran mayoría de los feligreses católicos (que es entre el 80 y 85% de la población en México), es que sólo existen dos Dogmas decretados por la jerarquía, ambos ligados a la Virgen María y ninguno de ellos tiene que ver con el argumento de la vida creada al momento de lo que llaman mañosamente “concepción” y que en términos científicos debe ser expresado como fecundación. Un Dogma de Fe es para la religión católica una verdad irrefutable, un hecho que no deja lugar a dudas y respecto al aborto aún no se ha consensuado un punto de vista. Cada Papa imprime su visión durante su servicio, no obstante no quiere decir que se acaten de manera unánime sus decisiones.

Dicen que Juan Pablo II estuvo a punto de decretarlo como Dogma y se desató tremendo zafarrancho en el Vaticano, #dicen.

El catolicismo-cristianismo siempre ha combatido el aborto. Frente a las longevas religiones judeo-cristianas, la percepción del aborto ha ido cambiando a los largo de la historia occidental, en sus primeras etapas era aceptado, no siempre ha sido motivo de persecución e incluso, sólo hasta mediados del siglo XVIII comenzó a ser visto como parte de un debate moral. En el cristianismo temprano (siglos I a VI d.C.) el aborto y la anticoncepción eran prácticas comunes y no penalizadas en el imperio romano (Noonan, John T.). Durante la edad media (siglo VI al XV d.C.) el aborto no era considerado como homicidio ni se contaba entre los pecados más graves. Para la era premoderna (siglo XV a 1750) San Alfonso Liguori (1696-1787) concordaba con la práctica del aborto terapéutico para salvar la vida de las mujeres.

La Hominización Tardía fue una teoría aceptada por la jerarquía católica que perduró durante muchos siglos, San Agustín y Santo Tomás de Aquino escribieron sobre ella y la impulsaron. Consiste en la creencia de que el alma humana se depositaba en el feto hasta después de 40 días de formado en el caso de los hombres y 80 días en el caso de las mujeres.

La posición moral de la iglesia es única. Nada más falso de asegurar en una población como la mexicana donde el manejo de la doble moral es cosa cotidiana. Aunque en México la monolítica rigidez moral se intente implantar a fuerza de excomuniones la incongruencia de sus líderes religiosos siempre ha pesado más. Ahora España se une a la ola de incongruencias respecto al tema: ¿Por qué un Rey que firma la Ley de Aborto Libre se salva de la excomunión y el resto del pueblo no?, ¿no es predica del catolicismo que todos somos iguales a los ojos de Dios?, el pecado es el mismo, la sangre real o plebeya pecaría por igual o ¿en donde me perdí?

Si no fuera suficiente este argumento, uno que en el papel emana del puño y letra de la propia jerarquía se llama Principio Cardinal del Probabilismo. Esta teoría dice que una obligación moral sobre la cual hay dudas no puede imponerse como cierta, otorga el derecho a disentir sobre las enseñanzas eclesiásticas y debería ser utilizado con más frecuencia como base de una corriente de pluralismo católico.

Estos son sólo algunas de las incongruencias y disparates que en nombre de una religión y a favor de un grupo muy pequeño se han predicado en voz alta durante décadas en nuestro país. Al final cada quien se forma su propio juicio, católicos o no católicos todos han pasado o conocen a alguien en esa situación y es más común de lo que se piensa optar por la interrupción legal del embarazo. En todo caso la iglesia católica como comunidad organizada debería ser más cuidadosa con la información que la cúpula religiosa le ordena aceptar como verdades incuestionables.

Toda la información recabada en el texto se obtuvo de documentos informativos y especializados de la organización Católicas por el Derecho a Decidir.